El Albacete Balompié sigue recto su camino. El equipo manchego empató y sumó por cuarta jornada consecutiva cuajando una buena actuación y, sobre todo, demostrando unión con la grada y garra en el césped.
El encuentro comenzó frenético y con un ritmo altísimo. El Rayo Vallecano, que llegaba al Belmonte con tres meses sin conocer la derrota en La Liga, imprimió velocidad a la pelota y una constante búsqueda de llegada al área rival mediante combinaciones. El Albacete respondió con ánimo, presión alta y juego directo en busca de la espalda de la defensa rayista. Las ocasiones se sucedieron y el Alba llegó a ver puerta, pero el gol de Ojeda fue invalidado por fuera de juego previo.
Con el paso de los minutos el Alba se fue encontrando más y más cómodo. Aupado por la grada, que no dejó de animar ni de aplaudir las acciones de calidad de los suyos, el cuadro de Alcaraz se enchufaba y miraba puerta. Por su parte, el Rayo Vallecano también aprovechaba sus oportunidades, llevando peligro a la meta de un Brazao que cumplió con creces en su debut liguero.
En el minuto 32 el equipo local sufrió un revés y se vio por debajo en el marcador. Qasmi definió ante el meta brasileño y adelantó a los suyos. El Albacete no se vino abajo y redobló esfuerzos, igual que hizo la afición. Fruto de ese empuje, llegó el merecido premio, aunque se hizo esperar. Al filo del descanso, Pedro remataba con la cabeza, tras anticiparse a la defensa visitante, y devolvía las tablas.
La segunda parte de los blancos fue un constante derroche de fuerza. Batallaban, remaban y miraban puerta con esperanza y moral. Dani Ojeda, Fuster o Pedro probaron al meta rayista, que hizo varias paradas de gran mérito. Pese a intentarlo, el Albacete no logró un segundo gol, aunque se llevó un dulce punto y se rearmó de moral para afrontar el siguiente reto.
