En el último partido del año, apareció el Alba de las primera veces. El cuadro manchego logró en Miranda de Ebro la primera victoria a domicilio del curso y, a su vez, el primer triunfo de la era Menéndez.
El partido comenzó con baja intensidad en las áreas pero trabajado en el centro del campo. El Albacete intentaba hacerse fuerte en el siempre complejo feudo rojillo y apretaba con el paso de los minutos. Los blancos ganaban espacio en una especie de preludio de lo que vendría a la media hora de partido, que no fue otra cosa que la tormenta perfecta de cara a puerta.
En el minuto 29, tras una jugada bien hilvanada por los nuestros, Caballo puso un centro medido que culminó llegando desde atrás Pape Diamanka. El centrocampista anotaba su segundo gol del curso en el momento idóneo. El Alba no solo no se quedó ahí, sino que empujó con más ahínco y, sobre todo, con más fe. Fruto de ello, en el minuto 33, Álvaro Peña cazó un balón al espacio de Ortuño en un rápido contragolpe de los visitantes para, sin titubear, cruzar la bola al pisar el área castellano - leonesa.
La diferencia pudo ser incluso mayor antes del ecuador merced a un par de acercamientos de los blancos, que con cada perforación de las redes rivales se crecían más y más.
En la segunda mitad, el Albacete Balompié supo jugar con su ventaja y proteger un marcador más que favorable. Los locales intentaban acercarse en el electrónico pero los nuestros controlaron perfectamente la situación y no permitieron en ningún momento que la victoria corriese peligro. El carrusel de cambios trajo piernas frescas y el Alba mantuvo la intensidad necesaria para atar un triunfo vital con el que cerrar un año duro e intenso en un estadio en el que no se había ganado hasta hoy. El viaje continúa.
