Una de las muchas noticias positivas del partido, quizá la que menos se ve pero la más importante, fue la confirmación de que la buena sintonía entre la afición albacetista y el Belmonte sigue tan viva como siempre, y así quedó patente. El Alba selló un triunfo en los últimos minutos tras ir cociéndolo durante una intensa segunda parte en la que sus internadas al área catalana fueron constantes.
La primera parte fue una lucha de igual a igual entre dos equipos que bregaban en pos de marcar el primer gol del encuentro. El equipo rojiblanco apostaba por juego rápido buscando las bandas y se acercó con peligro a la meta de Tomeu, pero el entramado defensivo albaceteño abortaba todas sus ocasiones, ya fuese por omisión o por una coordinada línea defensiva que dejaba en fuera de juego a los atacantes visitantes. El Alba no era menos y con la lucha de Zozulia y la verticalidad de las bandas hacían daño a los defensores gerundenses.
En la segunda mitad, el Alba se asentó totalmente sobre el campo rival y las oportunidades caían. Tras un carrusel de cambios, los nuestros mantenían la continuidad en el juego y se sentían reforzados gracias al aliento de la afición. Así, en el minuto 80, Fran García puso un gran centro al área que cabeceó Alcalá, central del Girona FC, al fondo de la red.
Explosión de alegría en público y plantilla, que al fin veían recompensado su esfuerzo. Tras ese tanto, el Alba jugó de manera inteligente y pragmática para cerrar su primera victoria de la temporada en su primer partido en el Belmonte.
