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Primer equipo

Ruper, un albacetista de los pies a la cabeza

Fiel seguidor del Alba desde hace más de 40 años y claro ejemplo del amor a unos colores que le traen de cabeza

El Día de San Valentín es un día asociado al amor. Al amor de todo tipo. Incluido el amor a unos colores. Ese amor incondicional a su equipo es el hilo conductor de la historia de Ruper, un fiel aficionado al Alba desde la década de los 70 y que, como muchos otros, vive con inusitada ilusión el momento actual del equipo. Una euforia que le ha llevado al punto de cambiar su aspecto.  

El resumen rápido de la historia que les vamos a contar a continuación es la de un acérrimo hincha desde hace más de 40 años que ha decidido mostrarle al mundo sus colores. Ruper ha dado el paso de inaugurar una moda que podría llegar para quedarse.

Desde aquel recuerdo de su niñez al lado de su padre, voluntario de la Cruz Roja, detrás de una portería, a ponerse en manos de su sobrino, en prácticas de peluquería, para cambiar de look, han pasado años de pasión y sentimiento. Abonado a nuestro Club desde el año 89, presente en aquel avión de aficionados que despegó de Albacete rumbo a Bilbao para vivir al Alba en San Mamés después de 15 partidos sin perder, hasta encuentros menos glamurosos en Tomelloso o Jaén en Segunda B, y muchísimos más desde su localidad en gol norte en Segunda en el Carlos Belmonte; Ruper ha ido agrandando un sentimiento que le lanzó sin pensarlo a tomar una decisión en la noche del pasado viernes 8 de febrero: ponerse ante las tijeras de ‘Fernis’.

“En una sobremesa con amigos había dicho que si el Alba se ponía líder me cortaba el pelo de tal modo que el escudo del equipo estuviese presente”, rememora Ruper. Y el tiempo ha demostrado que confiaba en que esa situación se diese y que no se iba a arrugar ante sus propias palabras. Así, cuando ocurrió el deseado liderato, Rúper llamó a su sobrino.

Desde las 21:30 horas hasta cerca de la medianoche de aquel viernes, Rúper estuvo en manos de un ‘artista’ que le hizo un ‘look’ muy albacetista que, a día de hoy, sigue manteniendo. Y que se volverá a poner –no lo duda- si el equipo vuelve a Primera. 

En su trabajo prefiere ocultar su locura, pero fuera de él, en la calle, no tiene reparos en escuchar los aplausos de más de uno que le reconoce así su desmedido amor a unos colores. Amor que ha podido servir para instaurar un nueva moda, la del ‘look’ albacetista.