Skip to main content
Primer equipo

Y el Alba vio

Día histórico en Riazor

Reza una fábula recitada por el personaje de Philip Seymour Hoffman en ‘La Guerra de Charlie Wilson’ lo siguiente.

Al cumplir los 14 años a un joven le regalaron un caballo y todos en la aldea dijeron: “¡Qué maravilla! ¡El muchacho tiene un caballo!”

Y el maestro zen dijo: “Ya se verá”.

Dos años después se rompió la pierna al caer del caballo y todos en la aldea dijeron: “¡Qué terrible!”

Y el maestro zen dijo: “Ya se verá”.

Entonces estalló una guerra y todos los jóvenes fueron al frente menos el chico que tenía la pierna destrozada y todos en la aldea dijeron: “¡Qué maravilla!”

…y el maestro zen dijo: “Ya se verá…

El Albacete lleva así muchas semanas. Tras una temporada encaramado a los puestos altos, se imaginó un gran escenario. Pero se vio, tras la derrota en Andorra, que habría que sufrir para disfrutar, llegando así momentos duros. Pero ya se vería lo que pasaría. Y lo que pasó es que entró en playoff como tercer clasificado. Y ahí se vio que tendría que ir a Vigo a seguir luchando por su sueño. El equipo salió victorioso, con 1-2, pero lo que se vio es que tendría que jugar en Riazor ante el Dépor. Un equipo, el nuestro, que durante el curso no dio su mejor imagen a domicilio. Muchos fueron los augurios, pero aún había mucho que ver. Y se vio. Vaya que sí se vio.

La intensidad del choque fue directamente proporcional a su importancia. Tensión y fuerza en ambas áreas para impedir la desventaja en el marcador. El Albacete avisaba con una rápida llegada al área en las botas de Rubén Martínez, que asistió para Jordi Sánchez. El ’11’ no llegó por centímetros y porque el fútbol le tenía reservado su momento. Y para darle más épica al mismo, el Dépor golpeó y lo hizo con fuerza. En el 25, Mario Soriano batió la meta manchega al definir con calidad en el área.

La segunda mitad obligaba al Albacete a reaccionar con decisión. Tenía que anotar dos goles, ya fuese en 45 minutos o uno en 45 y otro en la prolongación. 

El cuadro blanco tomó, como ya es habitual, el camino complicado. Estuvo fuera de plata hasta el minuto 83. En ese instante Alberto Jiménez, que salió en el segundo acto dispuesto a marcar diferencias, remató imperial un templado centro de Fuster y empató. 

La agonía se alargó treinta minutos porque era la única manera de convertirla en éxtasis, porque lo bueno lleva su tiempo. Y así fue. En el 112, Jordi Sánchez se alzó sobre el cielo coruñés para clavar un testarazo en la red local. En la meta más cercana a la zona en la que estaban los aficionados blancos. Un lugar ya en la historia de nuestro club. Una historia aún por seguir escribiendo. Pero eso ya se verá.

FICHA DE PARTIDO

RC Deportivo: Mackay; Antoñito, Lapeña, Alex B., Juergen (William 82'), Miku, Mario (De Vicente 68’), Quiles (Rey 82’) , Jaime (Granero 101’), Villares, Hernández

Albacete Balompié: Bernabé; Emmanuel, Djetei, Boyomo,  J. Alonso; Rubén M. F. Álvarez (Montes arce 95’), Riki (Alberto 64’), Kike M. (Sergi 88’) Fuster y Jordi S.R..

Árbitro: Fuentes Molina, Andrés . Amonestó con tarjeta amarilla a: Rubén M, Emmanuel, Hernández, J. Alonso

Goles: 1-0, Mario (23’); 1-1, Alberto (83’); 1-2, Jordi S.R. (113’)

Incidencias: Partido disputado en Riazor por una plaza en Liga Smartbank. 

27.215 espectadores.