A veces lo bueno se hace esperar. El Alba se llevó un más que merecido triunfo merced un gol en el tiempo de descuento de un imperial Roman Zozulia que, como ocurriese en Fuenlabrada, engulló el balón tas un centro lateral para hacer las delicias de los aficionados albacetistas.
El conjunto manchego se hizo dueño y señor del choque desde los primeros minutos. Con un planteamiento intenso, pero equilibrado, pasional, pero inteligente y, sobre todo, con hambre y ganas, los de Ramis luchaban cada duelo como si fuese el último y daban cada pase como si fuese el definitivo. Las ocasiones llegaban por alto y por raso. Ojeda, Zozulia, Karim o Kecojevic probaron fortuna pero sin anotar.
El segundo acto se desarrolló con un guion parejo. Los nuestros se volcaban aupados por una grada que traducía su gran orgullo en vítores y canticos. Las ocasiones se sumaban y los entrenadores movían su banquillo. Los locales eran inasequibles al desaliento y mantenían moral y ganas para atacar, pero sin olvidar la parcela defensiva, secando a un rival con mucha pólvora.
Y cuando ya todo caminaba al empate, apareció el premio. Pedro puso un balón al área que Zozulia remató sin concesiones para hacer justicia situar al Alba en segunda posición de la tabla. Casi nada.
