El Albacete se vio penalizado en exceso por sus errores y vagamente premiado en sus buenas acciones y acabó derrotado en un choque en el que, habiendo pasado por todos los estados emocionales posibles, los manchegos no se merecieron irse de vacío.
El choque empezó lento y frío, como el tiempo, y de hecho solo cambió tras una desafortunada acción para los intereses locales en la que el delantero almeriense aprovechó un balón suelto para plantarse solo ante Tomeu Nadal. Gorosito trató de impedir su disparo y acabó en un penalti que no marraron los andaluces.
Ese gol descolocó a los blancos que lo intentaban con fe pero sin tino. Con el paso del tiempo, los nuestros se encontraron a sí mismos pero de nuevo, la moneda caía cruz. Ortuño, tras una buena acción personal, fue derribado en la misma línea del área, por lo que no hubo pena máxima y la falta consiguiente la repelió la barrera. Después llegaron varios intentos a balón parado que por muy poco no fueron ocasiones de verdadero peligro.
En el inicio de la segunda parte se repitió la historia, pero con ocasiones aún más claras. Boyomo de cabeza o Jiménez con un chute en el área que despejó de manera milagrosa el meta rival lamieron el gol. La insistencia acabó tornándose en gol en el minuto 78 cuando Jiménez tras un penalti cometido sobre Fuster igualó la contienda. Los locales trataron de aprovechar la inercia pero se encontraron con un nuevo mazazo. En el minuto 82 los andaluces se adelantaron a balón parado, asestando un golpe al que el Albacete no pudo responder.
Derrota injusta por los méritos hechos para un Albacete Balompié que el jueves tiene una nueva oportunidad de resarcirse.
