El boom de la prensa digital, los muros de pago de los medios tradicionales y la expansión de lo que se conoce como la sociedad de información ha dejado en desuso algo tan bonito, por mundano, tan magnífico, por sencillo, y otrora tan habitual como es el acto de ir a un kiosco.
Dicha acción se ha visto reactivada y reivindicada esta semana, en la que aficionados de equipos de LaLiga Hypermotion han ido raudos a por su álbum de cromos y sus sobres y más sobres con la ilusión de quien recuerda tiempos pasados. Porque otra de las cosas mágicas de volver a realizar hábitos de antaño es la ilusión con la que se llevan a cabo.
Y más si son en domingo, que siempre es un día con aura especial. En los kioscos, con los dominicales de los diarios, los especiales de las revistas y la posibilidad de frenar y dar un tiempo para leer con la parsimonia que la vorágine de la semana no te permite. Todo lo añejo es especial y todo lo que ocurre en domingo sabe distinto.
Y el Belmonte un domingo suena a antaño, a fútbol de siempre. Y si es contra el CD Tenerife, más. Y no es hipérbole. Porque el cuadro chicharrero es el que más ha visitado el estadio albaceteño en fútbol profesional: 23 veces con la de hoy. Desde las 14h, manchegos y tinerfeños abren la jornada dominical, la de toda la vida, con la necesidad de sumar para escalar posiciones.
Porque el Tenerife ocupa puestos de descenso y no conoce la victoria a domicilio. Diez puntos para un equipo que desde la llegada de Pepe Mel a su banquillo ha ido recuperando sensaciones y que hoy saltará a nuestro verde con la idea de ganar para acercarse a la zona de salvación.
Al Alba, más alto en la tabla, le urge igualmente un triunfo tras cinco jornadas sin vencer y un triunfo en los últimos diez duelos. Datos que no se asemejan a las sensaciones dadas pero que se han de borrar de un plumazo, especialmente tras el amargo viaje, en masa además, de la pasada semana a Elda.
Y es que a estas alturas de temporada, cada partido es como un sobre de cromos en el que, por muchos buenos nombres que te salgan, si no aparece la carta deseada, la que sirva para aumentar tu colección de puntos, el esfuerzo parecerá en vano. Más allá de la clasificación, el equipo ha de sumar para sentir de nuevo esa cálida sensación del triunfo. Y hacerlo en casa sería dóbleme placentero.
Aunque los nuevos tiempos hayan hecho esfumarse rutinas como la de ir a un kiosco, aún queda la de pasear con dirección al Belmonte para ver al Alba luchar contra equipos del fútbol profesional. Y más cuando, como hoy, estará tan presente, al igual que siempre que se cruzan albaceteños y tinerfeños, la memoria de Rommel Fernández.
Porque evocar buenos recuerdos del pasado, como se está viendo esta semana en los kioscos, siempre nos alegra el día, como lo hace que salga ese cromo tan deseado o el triunfo de nuestro Albacete Balompié.