5-4: Fuerza y Determinación del Alba no Basta para Cambiar su Suerte en el Partido
El fútbol no está siendo generoso con el Alba. Es un hecho que enerva aún más cuando se ve tan claramente lo generoso que es el Alba con el balompié. Un equipo que se vacía mientras nos llena de emoción, que se seca hasta el último microorganismo llueva o haga sol. Un grupo que por mucho que cambie el partido o se mueva el marcador, se mantiene en el mismo sitio, en el que tiene que estar. Con once o con diez en el campo. Perdiendo, ganando o empatando.
Porque no pasaron ni tres minutos cuando Fuster, que hizo el partidazo que vaticinó su entrenador, se desenvolvió como sabe en el área. Rubén Albés, vidente, y Manu Fuster mago, para un truco que valió el 0-1. Robó Escriche, como primera estrofa a una actuación del 16 perfecta en prosa y lírica.
Con el espíritu que le caracteriza, el Alba no se encerró al verse por delante, sino que siguió empujando. Con ahínco y fe, doblando la apuesta, emocionando al albacetista que lo sufría y disfrutaba. No se amilanó cuando tuvo superioridad en el electrónico ni inferioridad en el campo. En el minuto 20, Ros fue expulsado y el cuadro blanco tuvo que hacer frente a un nuevo reto.
Que poco después se recrudeció aún más. A la media hora, Señé enganchó un gran golpeo de larga distancia para igualar la contienda. Pero eso no significó un jarro de agua fría para un equipo que se estaba empapando de lluvia y fútbol.
Tras la reanudación, el equipo podría escoger entre guardar el empate o ir a por todas. Una opción más arriesgada viéndose con uno menos en el campo del equipo revelación, que no conoce la derrota en todo 2023. Pero este Albacete representa a una afición y a una idea vital que solo se asocia con la valentía. Y allá fue.
Fuster, siguiendo con su partidazo, colgó un saque de esquina que rimó a la perfección con la cabeza de Escriche. El atacante de Burriana seguía con su prosa de matar y rematar.
Ventaja de nuevo pero el Racing subió el nivel, atacando por todas las zonas del campo y dañando a los albacetistas. Merino primero y Vicente después pusieron en cabeza a los gallegos, pero no derrotaron el espíritu manchego.
El Alba siguió, prosiguió y empató. Olaetxea culminó un pase de Quiles para refrendar una tarde que será recordada pese a su final. Porque el cuadro ferrolano, también inasequible al desaliento, aprovechó su superioridad numérica para marcar por partida doble y abrir un boquete que en el descuento Escriche cercó y Álvaro estuvo a punto de cerrar.
Pero no fue posible. Porque como en la película Casablanca, hay momentos para el recuerdo que no tienen porqué acabar bien para que nos evoquen grandes momentos.