En la península ha llovido muchísimo esta semana, por lo que quizá quede un poco desvirtuado decir que había llovido mucho desde la última victoria del Alba a domicilio, pero lo que está claro es que ganar hoy ha sentado como agua de mayo, por vencer en un feudo complejo, por encadenar dos victorias y, sobre todo, por alcanzar los 43 puntos y encauzar, a orillas del cantábrico, el objetivo de la permanencia.
Un partido, como vienen siendo los del Alba, intenso y con picos surrealistas. Probablemente si intentásemos ese partido a alguien que no lo vio, pensaría que estaríamos exagerando o directamente fabulando. Tarjetas rojas, de nuevo, acciones inverosímiles, suspensión, penaltis y alegrías máximas.
Porque el Alba certificó desde los once metros lo que se labró por todo el campo. Ferréo atrás, convincente en el medio y con mordiente en ataque. Todas las líneas estuvieron coordinadas, las jugadas fluían con sensatez y el equipo se iba notando a gusto, aupado por más de 180 gargantas que animaban al cuadro verde, color esperanza.
Y es que ya mostró fe desde el inicio. La primera gran llegada fue manchega. Agus Medina botó un centro lateral y Juanma lo cabeceó muy cerca del palo derecho de Yáñez. Fue en el minuto 6 y el Alba ya se hacía notar.
Poco después, Martón buscó la espalda al eje de la zaga sportinguista, corrió al espacio y recibió falta por parte de Rober Pier. El árbitro revisó la acción en el VAR y decretó expulsión para el ‘4’ local. Con uno más, el Alba atacó con la misma seguridad con la que empezó, encontrando una oportunidad certera casi al terminar el primer acto. En una nueva llegada al área por parte del Albacete, Juanma García fue derribado y se decretó penalti. Morci, brillante y rápido durante todo el partido, tomó la responsabilidad y se sacó un lanzamiento perfecto.
La segunda mitad empezó con cambio en el Alba. Juanma dejó su sitio a Pablo Sáenz, demostrando que pese a la ventaja en el marcador no se iba a dejar de buscar la meta rival. Y así fue. Varias llegadas de verdadero valor marcaban el transcurrir del segundo acto. El Real Sporting también intentó anotar, con empuje sobre el arco de Lizoain, pero el Alba estaba con la puerta cerrada bajo llave. La custodiaron Pepe Sánchez, Lalo y Lizoain, de nuevo imperiales y otra vez ayudados por un trabajo coral propio de lo que es este grupo: un equipo.
Segunda puerta a cero para el Alba, que vio puerta por segunda vez en los instantes finales. Higinio Marín, inasequible al desaliento, peleó con todo en el área por encontrar disparo hasta que fue trabado. Penalti, expulsión del meta local y el propio ‘9’ anotó el 0-2.
Antes del pitido final, el encuentro fue suspendido momentáneamente por lanzamiento de objetos. Tras la reanudación, el Alba ató el triunfo para trasladar lejos del Belmonte la alegría por ganar.










































