El Albacete sumó para despedir el año en un partido en el que fue de menos a más en un campo complicado tras una intensa semana.
La tarde no pudo empezar peor. En un ambiente lluvioso y frío, el Albacete no se encontraba a sí mismo, no ya incómodo sino sencillamente fuera de lugar.
Quien sí encontró la meta rival fue Arnaiz. En el minuto 6, el atacante granadista se anticipó en un centro lateral y adelantó a los suyos. Jarro de agua fría como la temperatura hoy en Granada.
El gol encorajinó al cuadro local que apretaba y apretaba ante un equipo que achicaba con firmeza y buscaba su oportunidad de atacar.
Con el paso del tiempo, el Albacete fue creciendo, enganchando jugadas y viéndose capaz, aupado por cientos de aficionados visitantes. Poco antes del descanso, Puertas tuvo un buen cabezazo y Dani Bernabéu, principal novedad en el once, la mejor ocasión: un chut que el larguero evitó que se convirtiese en el empate.
Eso ya llegaría en el segundo tiempo, muy distinto al primero. Con varios cambios, el Albacete miraba a los últimos minutos de 2025 con hambre y convicción. Y lo demostró.
Fue trenzando jugadas, con más fluidez en cada línea y mayor colmillo al mirar al área. Tras algún acercamiento, en el minuto 72, Lorenzo profundizó desde su flanco hacia el área y, después de recortar, fue trastabillado. Penalti y Jefté desde los once metros: gol y empate.
El Albacete mantuvo el ritmo y buscó la remontada completa. Cada vez que tenía el balón, al ataque. Y hubo varias llegadas, algunas de especial interés, pero el marcador no se movió.
Un punto para cada equipo y el Alba que ahora recarga pilas para un año 2026 cargado de motivos para crecer.

