Hace muchos años en las narraciones de Formula 1, tanto tiempo que Fernando Alonso iba de azul, el comentarista gritaba justo antes de la salida de los coches “el que parpadea se lo puede perder”. Y después llegaba la velocidad y, sobre todo, el ruido. Atronador.
Y eso fue lo que proclamó Alberto que buscaba su equipo: hacer ruido. Mucho, el máximo posible. Y esta noche en el Belmonte sonó un estruendo. El Alba volvió a ganar, en casa volvió a ser un vendaval en un tramo de partido delicioso de ver y estupendo de vivir. Y también sufrió de nuevo. Se puso 2-0 a favor, recibió un gol en el tramo final y aguantó, en perfecta comunión con la grada, un resultado tan favorable que al pitido final le siguió un gran ruido, pero de grata felicidad.
Volviendo al parpadeo y la velocidad, el equipo blanco anotó los goles de manera tan vertiginosa y en momentos tan intempestivos que casi era difícil llegar al juego. Tras una primera parte anodina, en la que el conjunto maño dominó y tuvo llegadas, brillantemente frenadas por la zaga y Raúl Lizoain, sobrio en cada intervención. El Alba también probó fortuna. Con el cambio de dibujo y la novedad en el once de Javi Martón, el equipo local trató de ser eficaz, con ocasiones de Morci, Juanma o Kofane, pero se guardó el ruido para la segunda parte.
Y muy al inicio de la segunda parte. Concretamente, a los 33 segundos. Quizá hubiera aficionados aún en el baño, o cenando. O parpadeando. Todos ellos se perdieron la presentación con letras de oro de Pablo Sáenz ante el Belmonte. El joven atacante se sacó un gran disparo en la abarrotada área zaragozana para estrenar el partido y su etapa en el Albacete.
Lo más difícil ya estaba hecho y lo más inteligente, estaba por hacer. En el minuto 58, Agus Medina, de profesión todoterreno, no pestañeó y en una falta lateral, cuando todo el mundo miraba al corazón del área, él puso el toque más adecuado y hábil para meterla directamente ante la sorpresa, grata, del respetable.
De ahí al final el Albacete aguantó el triunfo pero no la puerta a cero. Dani Gómez recortó distancias en el minuto 88 pero los tres puntos se los quedó, sin pestañear, el Alba y el Belmonte.







































