El Alba cerró el Belmonte como lo abrió: ganando, dejando la puerta a cero y disfrutando con la grada.Entre medias, sufrimiento, pasión, alegría, días buenos, malos, extraordinarios e inolvidables.
Y hoy, un partido que habla de la entereza y profesionalidad del grupo. Sin mucho en juego, el equipo local salió a por todas desde el principio, con novedades en el once y hambre en el verde. Llegadas, insistencia y asistencias para intentar marcar. Mucho movimientos para que el gol acabase llegando a balón parado. En el minuto 9, Nabil, atacante con alma de lateral o lateral con alma de atacante, culminó para adelantar a su equipo. Primer gol de la tarde y del ’15’ albacetista.
Fue el premio a un inicio fuerte que pudo conllevar un seguimiento aún mejor. Pablo, Kofane o Morci estuvieron muy cerca de doblar la ventaja. En la otra punta, Rivero frenó las ocasiones ferrolanas para mantener el marcador en 1-0.
Y así estuvo hasta casi el final. Tras una segunda parte tosca, sin mucho que masticar, en el minuto 89 marcó Higinio Marín de falta directa, eso que aquí se ve tan poco y se disfruta tanto. El ‘9’ coló un chupinazo entre la barreara para levantar al gradería de su asiento y sellar una victoria con el que alcanzar los 57 puntos y dedicarle un último triunfo a la afición para que recuerden en el largo verano.









































