El Albacete se presentó en Castellón vestido de Domingo. De día grande. De esos que no estarán en la historia de un club octogenario pero sí durante tiempo en las conversaciones. Quería ganar tras dos empates. Quería marcar tras dos jornadas sin hacerlo. Y a su vez quería mantener la racha de puertas intactas después de lograrlo en cuatro de los últimos cinco duelos.
Hizo todo eso y más. Y más de 600 albacetistas apoyaron para conseguirlo y vibraron tras sellarlo. Y como los actos tienen consecuencias, así se consiguió encadenar seis jornadas sumando. Porque el camino se hace al andar.
El partido empezó antes de arrancar. Con una grada visitante entregada que empujaba a los suyos. Cada acción, cada duelo, cada sprint venía acompañado de un rugido de cientos de gargantas. Las mismas que exclamaron de júbilo en el minuto 4 cuando Lazo filtró un pase fantástico a Neva, que puso un centro con música que acompañó dando una buena nota Agus Medina, con un cabezazo certero picándola abajo.
El gol ayudó a reforzar la idea del Alba, que poco después casi marcó el segundo con un fino toque de Meléndez que repelió el palo. El partido seguía su curso, el cuadro orellut apretaba en busca del gol pero ahí estaba la zaga manchega, también tras el cambio obligado de Jon García en lugar de Pepe Sánchez. Y tras ellos, el muro canario. Lizoain, hoy capitán, fue capital para amarrar el triunfo.
Paradas salvajes e intervenciones de mérito en la primera parte y también en la segunda, en la que el Albacete mantuvo la compostura, soportando el empuje local y llegando con velocidad al área rival. De hecho, rozó el gol en varias ocasiones francas para doblar la ventaja visitante.
El partido cambió con las sustituciones y también tras quedarse el cuadro castellonense con uno menos por expulsión de Ronaldo. No fue la única vez que se vio la tarjeta roja, ya que Higinio Marín y Alberto fueron expulsados poco antes del final, en los minutos en los que se definió un triunfo cargado de buenos momentos y un bonus extra: el debut del canterano albaceteño Capi.
Día intenso que alarga todo lo positivo que venía haciendo el equipo.












































