El lunes, durante el apagón que asoló a toda la península ibérica, mucha gente sin pensarlo, por pura inercia o memoria sensorial, seguía pulsando interruptores, mirando el móvil o midiendo cuan frío estaban los productos de su refrigerador.
Porque cuando haces algo tanto tiempo, se queda en ti, muchas veces sin importar la situación. Y en esas está el Albacete. Tras una temporada de esfuerzo, competitividad y ambición, hoy saltará al estadio Abanca - Riazor con esos tres componentes en él pese a que quizá no sea el partido más relevante de su historía reciente. Pero por eso mismo, tomarse cada uno como si lo fuera, llega aquí con los deberes casi hechos, el camino totalmente iluminado y la ilusión por sumar intacta.
Desde las 21h, jugará en el tapete coruñés ante el RC Deportivo de la Coruña para cerrar la sesión dominical de la jornada 38º de competición liguera.
Y en un duelo tremendamente igualado. Un solo punto separa a ambas escuadras en la clasificación y sensaciones muy parecidas en las últimas semanas. El Dépor, con 50 puntos, solo conoce la derrota en uno de los últimos diez partidos, precisamente el de la pasada semana (2-1 en El Sardinero) y tiene muy cerca la salvación matemática.
En esa onda está el Albacete, con 51 puntos en décima posición. La victoria del pasado sábado en casa ante el FC Cartagena (3-1) fue un impulso casi definitivo en aras de cerrar el objetivo. En mitad de todo, cerca de la orilla, el conjunto entrenado por Alberto González afronta los últimos cinco compromisos con el espíritu de sumar y sumar para acabar con el mejor recuerdo posible y en lo más alto que la tabla permita.
Así arranca mayo para un equipo que quiere dedicar una alegría a las abnegadas madres albacetistas en, este, su día.