La afición montó un gran recibimiento. Otra vez. La remontó para ayudar a su equipo a montarla. Y lo hizo. Otra vez. Y a lo grande. Porque sumar 50 puntos a principios de marzo es montarla muy gorda. Con la segunda remontada consecutiva en casa. Con una nueva clase magistral de resiliencia y tino.
Porque el equipo más goleador tuvo que desdoblarse y anotar por partida doble para doblegar a un buen rival que se adelantó en el minuto 8. Las primeras ocasiones fueron asturianas y el primer gol, también. Djuka finalizó una buena jugada coral y adelantó a los suyos.
Los más de 12.000 espectadores, el jugador número 12, en las gradas redoblaron su apoyo. Y surtió efecto. En el minuto 12, Dubasin, listo y hábil, cazó el balón en el aire tras la salida de un córner y devolvió la igualada al choque. El partido siguió aumentando de nivel e intensidad. Y también de emoción. Especialmente cuando en el minuto 18 todo el estadio aplaudió al unísono en memoria de Pelayo Novo.
El partido transitaba entre dos fuerzas que querían imponerse. El Real Sporting mostraba sus dones y el Alba, los suyos. Pasada la media hora, Maikel Mesa estableció el 2-1 con un gran tanto. El séptimo de su cuenta particular.
La segunda parte estuvo marcado por un halo de tensión. Una equipo luchaba a brazo partido por igualar y otro por guardar su ventaja, que cerca estuvo de ampliarse. Cambios, interrupciones y llegadas eran la tónica de un partido que enfilaba a los 50 puntos.
Una cifra redonda, brilla y reluciente que ya consta en la tabla del Alba.